miércoles, 10 de febrero de 2016

Trucos: el mantenimiento de tu coche en invierno


Igual que cambiamos nuestro vestuario con la llegada del invierno, es muy recomendable revisar y preparar nuestro coche para garantizar su correcto funcionamiento y la máxima seguridad ahora que hay menos luz y aumentan las lluvias y el frío. Aquí te explicamos cómo.

Visibilidad y seguridad son fundamentales en invierno


Dice el refrán que “uno se acuerda de Santa Bárbara cuando truena”. Para que a ti no te pase, hemos elaborado una sencilla lista de puntos que debes controlar en tu coche durante el invierno.

Ver y ser vistos

En el otoño y el invierno hay menos horas de luz y, aunque sea de día, el sol va muy bajo, lo cual reduce de forma notable nuestra visión y la de los demás conductores. Para evitar problemas y garantizar que podamos ver lo mejor posible la carretera -y que nos vea el resto del tráfico- debemos revisar estos apartados de nuestro coche. Además, te recomiendamos que te acostumbres a circular con las luces de cruce encendidas constantemente (salvo que tu coche equipe luces de marcha diurna):
  • Bombillas fundidas: enciende todas las luces del coche y comprueba que no haya ninguna fundida. Circular sin una luz reduce nuestro campo de visión, confunde al resto del tráfico y nos pone ante el riesgo de quedarnos totalmente a ciegas si se nos funde durante la noche la única que nos queda. Sustituye todas las bombillas fundidas, incluidas las de la matrícula.
  • Reglaje de faros: unos faros mal regulados son muy peligrosos, al reducir la zona iluminada de la calzada. Si están demasiado altos, además, provocarán deslumbramientos al tráfico que circula en sentido contrario, lo que puede generar situaciones de riesgo, como salidas de la carretera, atropellos y choques. Aparca tu coche frente a una pared vertical sobre un suelo plano y comprueba su correcta orientación. 
  • Faros antiniebla: los faros antiniebla delanteros no son obligatorios. Pueden estar rotos debido a su ubicación tan baja, ya que reciben frecuentes “chinazos”. Si tu coche los monta, revisa su estado y funcionamiento, pues suponen una importante ayuda.
  • Escobillas limpiaparabrisas: no hay nada más incómodo que conducir un día de lluvia con una escobilla en mal estado que deja un halo borroso sobre el parabrisas. Asegúrate de que están bien limpias y desengrasadas. Tira las que tengan el filo de goma roto o desprendido: es mucho más caro rayar el parabrisas con ellas que cambiarlas. A veces, aunque visualmente presenten buen aspecto, pueden tener la goma reseca después del calor del verano. Echa agua en el parabrisas y comprueba que barren bien; de lo contrario, cámbialas.
  • Líquido lavaparabrisas: algunos coches llevan un sistema que caldea el agua del limpiapabrisas para que limpie mejor la grasa, pero también para evitar que se congele con las bajas temperaturas. Si tu vehículo no cuenta con este sistema, debes saber que hay jabones especiales que reducen el punto de congelación del agua limpiaparabrisas. Además de garantizar que siempre saldrá líquido cuando lo necesites, te ayudará a descongelar el parabrisas por las mañanas y evitarás roturas de los manguitos, bomba y recipiente del líquido.
  • Lavafaros: si tu coche lleva xenón, está obligado a montar lavafaros para garantizar no sólo su limpieza, sino también para evitar que se acumulen el hielo y la nieve sobre ellos. Los faros con lámparas halógenas no tienen este problema, pues el calor que desprende la bombilla los mantiene descongelados, pero los de xenón y los LED no generan la temperatura suficiente. Un faro cubierto de hielo apenas ilumina la carretera y deslumbra al tráfico contrario.
  • Limpia los cristales por dentro: la cara interior de los cristales del coche se va cubriendo con una fina capa de grasa y suciedad (sobre todo, si eres fumador). Esta película sobre el vidrio favorece la formación de vaho y reduce mucho la visión nocturna, aunque esté desempañado. Limpia bien la parte interior de todos los cristales del coche para evitar que se empañen y mejorar tu visión.

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Evita averías en el motor

Aunque en la mayoría de la geografía española las temperaturas invernales no son muy extremas, no conviene jugársela. Si el líquido refrigerante de nuestro motor no está en buen estado y se congela, el resultado será un bloque partido, cuya reparación supera los 3.000 euros de factura.

Aunque estemos seguros de haber echado anticongelante en la última revisión, ten en cuenta que se trata de un líquido que va perdiendo propiedades con el tiempo. Algunos coches modernos llevan un anticongelante especial -de origen orgánico- que no necesita mantenimiento, pero, si no estamos seguros, no está de más que nos revisen el punto de congelación del refrigerante en un taller. Es una operación muy sencilla que no lleva más de un minuto y nos puede ahorrar un disgusto.
Revisa también los siguientes puntos:
  • Nivel de aceite: aunque es más peligroso el calor, el frío hace que el aceite esté muy viscoso cuando encendemos el motor, así que no fuerces la mecánica hasta que hayan pasado unos minutos. De esta forma, dará tiempo a que llegue a todos los rincones del propulsor y evitarás desgastes en elementos como el turbo, etc.
  • Estado de la batería: con el frío, estamos ante un elemento crítico. Si están bajas de nivel (actualmente, quedan pocas en las que se pueda revisar el nivel del electrolito, ya que son herméticas), se debe añadir agua destilada, de forma que cubra más o menos un centímetro por encima de las placas de plomo. La parte de la placa que no está sumergida en el electrolito no funciona, lo que reduce la capacidad energética de la batería. Si últimamente notas que al coche le cuesta arrancar o que los limpiaparabrisas se mueven más despacio de lo normal, cambia la batería.
  • Correa del alternador: en invierno, el coche consume más energía eléctrica al usar la luneta térmica, el ventilador para desempañar, las luces, los limpias… revisa el estado de la correa del alternador para evitar que falle cuando más lo necesitemos.

Los neumáticos en invierno

Son importantes todo el año, pero más aún cuando las condiciones de adherencia son menos favorables. Un neumático con poca profundidad de dibujo es perfectamente seguro en seco, pero en cuanto el asfalto se humedece, el coche se vuelve ingobernable. El estado de las ruedas es crítico en esta época del año, así que no olvides:
  • Revisar la profundidad del dibujo: en los canales de la banda de rodadura del neumático hay unos testigos de desgaste. Si hemos llegado a dejarlos enrasados con el resto del dibujo, es que ha llegado el momento de cambiar las cubiertas.
  • Comprobar la fecha de fabricación del neumático: una rueda con más de 5 años empieza a bajar su nivel de adherencia, sobre todo en mojado y con bajas temperaturas. En el flanco del neumático, además de las medidas y la marca del fabricante, hay unos números que nos indican la semana y el año de producción. Si tienen más de 5 años, mi consejo es que los sustituyas.
  • Comprobar las presiones de inflado: un neumático con la presión baja es absolutamente ineficaz evacuando agua de la calzada, lo cual favorece la aparición del peligrosísimo aquaplaning a velocidades mucho más bajas que si la presión fuera correcta. Si la tabla de presiones de tu coche indica varias cifras distintas, en invierno es recomendable utilizar la más alta para mejorar el agarre sobre mojado. Lo recuerda también Goodyear: la presión desciende medio kilo por cada 10 grados menos de temperatura.
  • Pon el juego de invierno: si vives en una zona donde en invierno sea frecuente la nieve o las temperaturas por debajo de los 7ºC, mi consejo es que cambies los neumáticos de todo tiempo por unos de invierno; irás mucho más seguro.
Taller Multimarca Colaborador


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Lo que debes llevar en el maletero

Igual que en casa desterramos del armario la ropa de verano y dejamos más a mano los abrigos y la vestimenta de invierno, no está de más que saquemos la sombrilla del maletero y llevemos algunas cosas que nos pueden hacer falta ahora que llega el frío:
  • Una manta: ojalá no te pase, pero si tienes una avería y te toca esperar a que llegue la grúa un frío día de invierno con el motor apagado y sin calefacción, una sencilla manta será tu mejor “abrazo cálido”.
  • Lámparas de recambio: es obligatorio según el reglamento, pero no está de más recordarlo y comprobar que el juego está completo, que las lámparas están en buen estado y que una de ellas no es aquella que cambiamos hace 4 meses…
  • Fusibles de recambio: lo mismo que con las bombillas, nunca sobra un juego de fusibles por si se nos funde alguno de la luneta térmica, los faros o el limpiaparabrisas.
  • Las cadenas para la nieve: sin duda, ahora es el momento de meterlas en el maletero, no esperes a quedarte atrapado en la primera nevada. Esto te lo puedes ahorrar si has montado los neumáticos de invierno.

Para cualquier consulta o información, póngase en contacto: 

        

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M: 669.297.945 / 686.721.856 


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